martes, 16 de marzo de 2010

Printemps





Harto de tener mil pasados sin ningún futuro no me hizo falta transformarte en literatura para olvidar, tú sola te borraste de mi mapa del tesoro, en el que ya no hay ni cofre lleno de monedas ni final con rescate feliz marcado con una cruz...Lo dice un muy buen amigo mío (de ésos de los de siempre pero que nunca te fallan) y quizás tenga razón, hay gente tan pobre en el mundo que únicamente tiene dinero...

Cierto es que vendí mi corazón por dos duros sin ni siquiera reparar en manos de quién recaería y que, a día de hoy, únicamente sé que una parte de él siempre permanecerá en aquel andén, esperando eternamente al siguiente tren, acompañado de la poca fuerza que me pueda dar el a veces verde de mis ojos... Lo vendí, lo regalé o puede ser que me lo robaran en una de aquellas cienmil noches de descuido, pero seré honesto amigos...ni lo sé, ni quiero saber dónde está. Deseo con todas mis fuerzas que lo encuentre y lo cuide una vieja con nombre de flor, de ésas sonrientes que se te acercan a hablar en medio de la calle presumiendo de nietos, de lo bonitas que están sus plantas y de lo guapo y elegante que iba su marido cuando se casaron. Que de vuelta de la pescadería, Doña Rosa se lo olvide y de vuelta al puerto éste caiga en manos de un capitán de barco de ésos que no le tienen miedo a nada, tampoco al mar. Que en un viaje sin retorno lo recoja un clochard moribundo, que lo haga suyo por unos días y lo ponga a latir como se merece...hasta que se aburra de nuevo de vivir y lo tire en una esquina. Que lo rescate del olvido un relojero de los de antes, de ésos de manos mágicas, bigote blanco y gafas de lupa que todo lo hacían volver a funcionar... Que le dé cuerda un loco y cordura un sabio, que lo emborrachen en un bar y lo lleven al domingo siguiente a la primera de las misas. Que lo tiren de un avión en marcha y lo recoja un pesquero con nombre de isla y lo lleve a tierra, sano, salvo...cansado pero vivo.

Llegará el día en el que sea el recuerdo de un recuerdo lo que me traiga a la mente esa sonrisa, la sonrisa de tu risa...ésa que nunca podrás ocultar.

Feliz primavera, Luis.