
No sé si la hay o no...pero creo que estoy pasando la crisis de los veinte. Si existe...ésta ha llamado a mi puerta, si no es así, entonces tomaré nota de ella...por si vuelve. Llevo mucho tiempo disfrutando y sufriendo altos y bajos, curvas y rectas...Estoy en ese punto de la montaña rusa en el que escuchas bajo tus pies el ruido de la cadena que eleva tu vagón hacia lo más alto...Es curioso, cuando estás subiendo nunca crees que llegarás hasta donde los raíles parecen perderse entre las nubes. A medida que subo tengo una visión mucho más nítida de la realidad, de la ciudad en la que vivo...y eso en parte no me gusta. Por otro lado tampoco quiero bajar, quiero seguir y seguir subiendo para luego dejarme caer con los brazos abiertos y los ojos cerrados, el corazón en un puño...y que estés tú, que ni si quiera te conozco, esperándome con la mejor de tus sonrisas. Desde tan alto veo casi el mar, justo detrás de un grupo de montañas. Intuyo una bajada increíble...llena de emociones...pero ésta no llega. De momento me encuentro cómodo en mi vagón lleno de desconocidos...solo espero que el chascarreo de la cadena que me eleva al infinito no termine por molestarme y me haga querer bajar de golpe. ¿Sabéis? Creo que merece la pena esperar ese momento...¿prisas? las mínimas...¿ganas? me sobran...De momento esperaré. El amor, como la bajada de la montaña rusa, aparece cuando menos te lo espera y te pilla por sorpresa...