Demostrado queda que los paseos por Madrid a las 7 de la mañana buscando café con leche desesperadamente, tienen aire de pecado. Demostrado está también que no son buenos para la garganta y que los caramelos que alivian la tos únicamente se chupan por placer, no por remedio a la enfermedad. Está probado además, que Rudolph es un nombre ridículo para lo que se supone debería ser un elegante reno nórdico y de sobra es sabido que no hay nada más íntimo que una mesa y dos sillas enfrentadas. Dicen además que la Sangría de las cenas de clase alegra el instinto, apaga la sed y que la relación risas-precio que te proporciona es infinita. Existe el rumor de que el mercado textil que se encarga de la venta de gorros de Papá Noel cae en picado. Los niños pasan de esas "mierdas" y ahora está de moda jugar a la PS3, que translada la II Guerra Mundial al salón de sus casas con una fidelidad asombrosa, haciendo que sus madres necesiten chaleco antibalas y casco para poner la mesa. Es una verdad como una casa que pocos juguetes divierten sin la necesidad de unas buenas pilas alcalinas y que en la puerta de El Gran Circo Mundial cuelga el cartel de "Se necesita domador y trapecista. No se requiere experiencia previa".
De niño un apasionado de la Navidad. Hoy en día un comedor compulsivo de polvorones, un desengañado más... Pero, hasta la fecha, parece que al gordito de rojo se le cayeron un par de cajas llenas de historias y noches impredecibles por el hueco de mi chimenea. Impaciente de mi las abrí antes de tiempo. Pero ustedes cayen (que él no lo sabe) y déjenme disfrutarlas.
Un beso.
Luis.
De niño un apasionado de la Navidad. Hoy en día un comedor compulsivo de polvorones, un desengañado más... Pero, hasta la fecha, parece que al gordito de rojo se le cayeron un par de cajas llenas de historias y noches impredecibles por el hueco de mi chimenea. Impaciente de mi las abrí antes de tiempo. Pero ustedes cayen (que él no lo sabe) y déjenme disfrutarlas.
Un beso.
Luis.