lunes, 27 de agosto de 2007

Morning Paper Dirt



A mis diecionce tacos enamorarse más de la cuenta es una mala inversión. Una autopista llena de peajes, de baches, de conductores suicidas y curvas contraperaltadas que te sacan violentamente del camino y te dejan tirado en la cuneta a la primera de cambio. El chaleco amarillo reflectante sirve de poco en estos casos…los camiones te pasarán por encima sin que tú te des ni cuenta. A mis diecionce conduzco con cuidado pero arriesgo cada vez que puedo, supongo que hay cosas que no se pueden evitar. Ser fijo en una empresa pudiendo tener un máster en lencería…renunciar a unos labios abiertos... Este año tomé lecciones de amor, si es que el amor es algo que se aprenda con el tiempo, que siga unas pautas, unas reglas, que sea algo que no se nos escape por completo a nuestro control. Aprendí que el deseo no tiene horarios, que el amor no tiene por qué tener curvas de mujer y vestir de tacones y falda incluso en invierno. Que el amor tiene pelos en las piernas y nombre varonil dicho con voz ronca. Que el amor, en definitiva, también son los amigos, las hermanas (mi hermana), la familia y el gusto por lo que haces para sentirte útil.

Síndrome Peterpanesco post-adolescencia, pre-década de oro (eso dicen). Que no suenan igual diecinueve que veintiuno o veintidós. Que la barba desde hace bastante tiempo dejó de ser un símbolo de madurez. Que antes cambiaba de cuchilla una vez cada ‘soloDiossabecuando’ y ahora a las primeras de cambio me confunden con un ‘hombre’…já! En las manos que llevo jugadas a la partida de póker que es la vida, siempre se me repartieron buenas cartas, no me quejo…y la banca, la banca pierde y yo gano. Ahora empieza lo serio de verdad, ahora empiezas a jugarte la boca y dejas las timbas de poca monta para unirte a un juego más despiadado si cabe, en el que las señas a tu compañero de partida no sirven.

A mis diecionce desnudo la realidad para encontrar el hueso de cereza que es la duda. Pregunto, busco y encuentro respuestas. Todavía tengo dudas, inquietudes…y para mucho tiempo. Todo esto se traduce en ganas de más. Sin duda estoy vivo.

El tiempo me regaló veintiuna primaveras y yo le robé todas las noches que llevaba en el bolsillo de su ya desgastada chaqueta de pana. Éstas me las guardo para mí y ya decidiré yo cuándo quemarlas. El año pasado quiso quitarme uno de estos abriles y tornarlo frío y seco, pero no, yo no le dejé. Para pícaros yo, que si hay algún cleptómano de los minutos y los segundos siempre estaré por delante suyo…viviéndolos antes, más y mejor.

Escribí esto hace días…y aunque hasta el jueves nada de nada, ya los siento cerca.

Felices 21 Luis.

lunes, 13 de agosto de 2007

Los periódicos de mañana


Mientras una mujer le propina dieciocho puñaladas a su ex-marido parapléjico en un pueblo de la costa valenciana, Francisco Col García, ex-Guardia Civil residente en Almazán ,le introduce una bala en el cerebro a cada miembro de su familia, quitándose la vida minutos después. A trescientos kilómetros de allí mueren los 4 ocupantes de un vehículo cuyo conductor sobrepasó en cinco veces el límite de tasa por alcoholemia permitida para conducir. Del camionero contra cuyo camión chocaron, se sabe que tenía encerrada a su mujer y sus hijas en el sótano de casa y que las alimentaba una vez por semana...dándoles de comer órganos de su propio hijo, al cual había asesinado semanas atrás. Así estuvo durante cuatro meses. En aguas del Atlántico cientos de inmigrantes subsaharianos luchan por mantener su sobrecargada patera de ilusión y desesperación a flote. Una ola de mar venida del norte y cargada de cruel realismo les hace volcar y acaba con la vida de trece menores de edad (entre ellos un niño de nueve meses), cuatro mujeres y otros treinta hombres. Salvamento marítimo encuentra a dos personas con vida, a quienes se les da una patada en el culo, que duele tanto o más que en el corazón, y se les envía a su país de vuelta. ¿De vuelta para qué? Ajeno a todo esto, en chirona, El Solitario hace recuento de todos sus actos "por salvar a los españoles", mientras es violado y humillado en los baños de la cárcel con el mismo pudor con el que mató a no sé cuántas personas a punta de pistola. Precisamente el cura que le casó, se dedica a ordenar el álbum de fotos realizadas a menores de los cuales abusó sexualmente durante su ejercicio como soldado de Dios en la Tierra.

Yo mientras, trato de no atragantarme con un filete de pollo empanado mientras veo las noticias. Y me pregunto tantas cosas...

domingo, 5 de agosto de 2007

Ojos que aprenden a mirar...


Me gusta mi playa.

Siempre que vengo acabo pegando nuevos cromos en mi álbum de amaneceres. Éstos me recuerdan a cuando coleccionaba los del mundial de fútbol del 94...los jugadores de la selección de Camerún parecían todos iguales, pero si les mirabas en detalle podías ver cómo cada uno tenía sus rasgos, sus marcas faciales...en definitiva, eran distintos.

Con las mañanas parece pasar lo mismo. Aparentemente los mismos surcos creados por la misma máquina limpiadora dibujando las mismas infinitas líneas sobre la misma infinitésima arena y frente al mismo mar que el despertar anterior. Pero claro, yo hace tiempo me compré unos ojos que además de ver, miran. Los encontré en una tienda que vendía productos para luchar contra la monotonía, la aparente constancia y la linealidad de los días. Ésta sita en el barrio de la alegría, calle Ilusión número 13, a la que me mudé tiempo atrás. Sin hacer publicidad de ella os diré que vende también pastillas para soñar y dosis de optimismo. Creo que tomé demasiado de esto último, por eso hay veces en las que siento que los que me rodean ven las cosas torcidas y complicadas, cuando yo las veo tan rectas como la línea que parece delimitar el mar a lo lejos. A ellos les recomiendo unos chalecos inflables muy baratos y que pueden salvarte la vida en caso de que te encuentres inmerso en un pequeño vaso de agua del que creas no poder salir.

(...pausa mental: releo el texto y sigo escribiendo...que me estoy yendo por las ramas, como el koala que dicen que soy)

Hablaba de la playa del Carabassí. Hablaba también de que el sol de las siete de la mañana incide tan oblicuamente que puedes mirarlo directamente sin que te ciegue. Además su luz se atenúa y los rayos se pierden por culpa de la suave brisa marina que se levanta por encima del agua y las olas. Esta situación dura únicamente unos minutos...luego Apolo le da el empujoncito final, quebrantando la timidez que presenta a primera hora de la mañana y éste coge altura en el horizonte advirtiéndote de que deberías estar metido en la cama hace unas horas ya. Haré caso a Apolo entonces.
Buenos días desde mi particular observatorio del día a día.
Luis.