Titubeante pero con paso firme, mirada incisiva pero a la vez perdida por entre las cabezas de la multitud que adornaba la barra de la cafetería, ojos bien abiertos pero cegados por un nosequé. Caliente por dentro pero sorprendentemente un fracasado amago de frialdad me recorre por fuera. He sentido un redoble infinito en mí, pero lo he hecho. He conquistado la felicidad, por efímera que sea...Hoy dormiré tranquilo, valiente, lleno, contento. No tengo ni la más remota idea de cuánto durará este sentimiento en mí, pero sea lo que sea...disfrutaré de él mientras esté conmigo.
Gracias a todos los que habéis de soportar mis inseguridades e inquietudes diarias.
Luis.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
5 comentarios:
me alegro taaaaanto luisi!!
mua
La inseguridad es un obstaculo uqe se tarda toda una vida en saltar.
Molan esos instantes de felicidad.
Publicar un comentario