domingo, 27 de mayo de 2007

Babyshambles - Fuck Forever


Foto de Burb

Disfruto de mi momento preferido en las tardes de domingo. Hoy he decidido no salir a la calle salvo para depositar mis ilusiones en forma de papeleta en una urna de metacrilato que nadie sabe dónde acabará. Espero que en buenas manos, claro. Me refugio de no sé muy bien qué en este blog y no me importa pasarme la tarde entera rodeado de apuntes...estoy tranquilo, pensativo, sereno, más maduro que hace unas horas, creo. Definitivamente me he tomado el día de hoy como mi día de reflexión.

Justo de ayer sábado guardo una estampa poco habitual en el cajón de mi mesilla de noche. Y es que da gusto hablar con personas que te den un punto de vista de la realidad al que no estás acostumbrado. No hablamos de nada realmente concreto, nos limitamos básicamente a presentarnos y preguntarnos por qué esto y por qué lo otro. Todo lo que dos cervezas en Malasaña dan de sí, claro. Tal vez fueron los trece años que nos separaban, pero sentí inquietudes, interés, pregunté y obtuve respuestas que tomo como posibles opciones para ir formando mi propio camino hacia el futuro.

Me considero un cazador de historias, un alguien que imagina la vida de otro alguien cuando me cruzo con esa persona por la calle. Monto películas, especulo y luego me río pensando en qué me diría esa persona si alguna vez supiera la vida que le he preparado en mi particular cuento de aventuras. Empezaré a dejarme el móvil por ahí perdido a ver si el que lo encuentra resulta tan enriquecedor, aunque sea solo lo que dos cañas den de sí.

Luis.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Esta bien lo de imaginar historias de personas que observas por la calle o en el metro. me encantan esas charlas con cerveza por medio discutiendo de puntos de vista sobre cosas.

Veo que disfrutas.

Anónimo dijo...

dos cañas con una persona interesante es un bien poco frecuente.

imaginar la vida de los demás es un pasatiempo divertido.

julio dijo...

Luis = imaginando y/o planificando. Mola hacerlo y si luego sale como habías pensado... alegría descomunal.
Un abrazo Luis