
No suelo escribir sobre el papel como lo hago cada noche en este blog. Creo que me agobia la idea de que los tachones estropeen lo que tenga que contar, el desorden quizás sea lo que más me importe. Además si me equivoco no puedo borrarlo igual de fácilmente que cuando escribo aquí...No sé, es distinto, requiere mucha más cabeza, y precisamente eso es lo que yo no tengo para estas cosas. Sin embargo hoy, desde la cafetería de la escuela escribo sobre una frágil servilleta acompañado de un café.
Son las cinco y cuarto. La cafetería los jueves no está tan animada como otros días...falta gente, falta algo de vida a estas horas, pero me gusta. Desde la mesa más pegada a la ventana disfruto mirando hacia la calle. Me siento protegido por el cristal de espejo que hace que no me pueda ver nadie desde fuera. Restos de la sobremesa (en algunos casos eterna), adornan el mosaico formado por las mesas de la sala. Un hombre trajeado al final de la barra...dos chicas discutiendo un problema de "vetetúasaberquéasignatura" y algún que otro rezagado como yo conformamos el paisaje interno de ésta. Luis, el camarero pelirrojo que tiene pinta de tabernero irlandés, coloca en una recta imaginaria (casi trazada con tiralíneas) todos los platos del café para que mañana por la mañana al llegar esté todo en orden. Es curioso, hace tan solo un par de horas ésta se quedaba pequeña para todos los que somos a la hora de la comida...ahora sin embargo el que se siente diminuto soy yo. El sol ya está de capa caída y las ventanas superiores dejan pasar los rayos que inciden directamente sobre mi mesa. A medida que éste desciende los rayos se aproximan a mí.
Mi comodidad aumenta enteros a medida que estiro las piernas y apoyo los pies en la silla que tengo delante, vacía, claro. Una mujer de la limpieza me mata con la mirada llamándome la antención por ello. Bajo los pies y me incorporo de nuevo con la espalda recta. Mi comodidad decae en un par de puntos.
Esto me lleva a acordarme de que he quedado con Juanito para terminar una práctica que mañana tendremos que entregar...Os dejo entonces. Disfrutad de vuestros momentos a solas con vosotros mismos.
Luis.